Relecturas: Disputas, negociaciones y embajadas entre indios y cristianos en las cartas de la frontera

Por Lucila Pagliai 

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La propuesta de acercamiento a la riqueza y complejidad de este circuito de comunicación epistolar poco conocido y transitado, interactúa y dialoga con el artículo “Tirame las cartas”: tierra y vacas en la correspondencia de la frontera entre caciques y militares (1830 -1880)” que se encuentra en este número de Grandes alamedas centrado en la cuestión del derecho a la tierra, con abordajes y  perspectivas diversas. 

Como se señala al final de ese trabajo, estas cartas de “Relecturas” conforman un conjunto acotado que busca asomarse a las vicisitudes y relaciones zigzagueantes de la frontera, a través del discurso en primera persona de indios y cristianos, que con mayor o menor protagonismo en los hechos que circulan por el espacio epistolar, participaron en la construcción del acontecimiento a lo largo de 40 años. “Indios” y “cristianos” son apelaciones de uso corriente en la época de la frontera, en la sociedad civil hispano-criolla, en la milicia y en las tribus, como formas de autodesignación y designación del otro. 

Las cartas seleccionadas provienen de dos publicaciones recientes, resultado de años de investigaciones académicas rigurosas en busca de materiales en su mayoría inéditos, con el sesgo novedoso de dar voz a los silenciados:

  • Juan Calfucurá. Correspondencia 1854-1873, compilada en edición crítica por Omar Lobos (Buenos Aires, Colihue, 2015); y 
  • Las cartas ranqueles del siglo XIX: un corpus en construcción de Marcela Tamagnini (“Quinto Sol”, vol. 23, nº 3, septiembre-diciembre 2019. Publicación del Instituto de Estudios Socio-Históricos de la Universidad Nacional de La Pampa).

En ambas publicaciones las transcripciones de las cartas reproducen la escritura de la pieza original y proporcionan los datos pormenorizados de la fuente y su localización. 

Para facilitar la lectura, en la selección que se incluye a continuación se ha modernizado la grafía, y la referencia a la fuente remite a las dos publicaciones mencionadas donde se encontrarán los datos pormenorizados. 


LAS CARTAS 

En esta selección de intercambios epistolares entre indios y militares se reiteran diversas tensiones que a lo largo del tiempo tiñeron la puesta en acto de “las paces” en una situación de fondo de beligerancia permanente, abierta o encubierta entre las partes: 

  • el intercambio de prisioneros indios y cautivos cristianos;
  • los informes de situación a jefes militares y autoridades civiles escritos por subordinados y encargadas de las relaciones amistosas con los indios. 
  • el maltrato a los emisarios indios y su captura como rehenes en los fortines para forzar negociaciones; 
  • el enojo amenazante de los caciques, la represalia de la invasión y el malón como venganza de la afrenta; 
  • la fragilidad de los tratados y la guerra siempre latente; 
  • la corrupción de los proveedores del Estado y de los militares encargados de entregarles a los indios lo acordado en los tratados; 
  • el hurto de las remesas de la tribu a manos de “indios pícaros” y el pedido de los caciques a la milicia de entregarlas exclusivamente (con una lista escrita) a los portadores de la carta que los avalaba; 
  • el repertorio de los objetos pedidos por los indios al gobierno que hablan de su modo de vida y su cultura. 

Todo montado en operaciones de enunciación que tienen a la retórica de la amistad y la sumisión como método privilegiado para abordar los temas álgidos, salvo en aquellos casos en que el discurso se estructura sobre la violencia cuando la memoria de la guerra o el enfrentamiento actual han llegado a un punto que no requiere máscaras. 

La redacción de las cartas de los caciques es un producto combinado de la destreza de los traductores, lenguaraces y escribanos. En estas cartas ranqueles la escritura es más simple y trabada que en las del círculo de Calfucurá, cuyo discurso más elaborado fluye con mayor facilidad. 

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Las cartas ranqueles

Fuente: Marcela Tamagnini (2019) 

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Carta del gobernador de Córdoba Manuel López al cacique Payne. Concepción, 30 de enero de 1842 [envío de “grandes hombres” para negociar]. 

[…] hace mucho tiempo a que te he escrito que me mandes a hacer una visita con uno de tus hijos o sobrinos y ninguno me has mandado, el querer que me mandes a uno de tus sobrinos o uno de tus hijos es porque siendo ellos hombres de importancia son los que deben ser los comicionados para continuar nosotros en nuestras relaciones y no por 

conducto de soldados o cualquier Indio, estos pueden engañarte llevándote algún cuento, y tus hijos o  sobrinos no te han de engañar porque te dirán la verdad puramente: Yo cuando quiero y tengo algún asunto con otro General o Gobernador el emviado que es mi deber mandar es un Jefe y no oficial cuanto más soldados. Así lo espero lo hagas vos mandándome hacer una vicita con uno de esos hombres grandes que te digo que a su regreso de ellos no solo te llevarán tu bien en las palabras que te envíe […].

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Carta de cacique Payne al comandante Valentín Bargas [proveedor y encargado de las relaciones con los indios del sur de Córdoba; cuidados para la entrega de la remesa al emisario].

Amigo digo a U. de marchar mi Curulan con su hermano y tres indios más y cada uno lleva carta de lo que le van a pedir amigo de agora todo indio que venga sin carta no les dé nada y me hará el favor de apuntármeles todo lo que  les dé y por lo tanto suplico a U. me les sirva en lo que les sea posibel de su más generosa. 

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Carta del cacique Payne al gobernador de Córdoba Manuel López. Lebuco, mayo de 1844 [pedido detallado de la remesa con sus destinatarios].

le suplico a V. me haga la gracia de dármeles a unos tres chasques de mi sobrino Nagüel Quintuy cincuenta yeguas, no me diga amigo que no las hay porque esos estancieros deben su tranquilidad a Nagüel Quintuy, que es quien ha trabajado por la paz, cuatro botas aguardiente, seis cordobanes, cuatro frenos, dos con codillo y los otros llanos, diez cuchillos, veinte mazos tabaco, un corte de paño colorado, dos mazos cuentas para los tres chasques, al hermano de Nagüel Quintuy gorra, pantalones, chaqueta, poncho, camisa, calsonsillos buenos no de los dela Patria, un apero y dos cordobanes para sobre puesto, un freno de codillo. Para los otros dos camisas calsonsillos, chiripás, gorra, poncho, recado para los dos frenos, tres balletas, diez mazos tabaco para los tres y bueno, tres naipes, un mazo de cuentas, seis cuchillos, dos cordobanes, un corte de paño azul, seis argollas amarillas, treinta argollas más, dos pesos dedales, dos bolsas ají, un peso dedales para el hermano de Nagüel Quintuy, cuatro Naipes. 

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Carta de Martín Quenon y Ramón Bargas al Gobernador de Córdoba Manuel López. Concepción, 14 de septiembre de 1844 [informe de los encargados de las relaciones pacíficas con los indios sobre los pedidos de los caciques].

Igualmente se acompañan cuarenta y dos cartas con los números de 9 hasta 50, como correspondencia habida de Payne, Calban y Nagüelquintui, para que V.E. se instruya de la exhorvitancia de los pedidos que contienen y a que ha sido preciso atender con arreglo a la importancia de los recomendados al objeto de alagarlos, e inspirarles toda la confianza necesaria como se va consiguiendo, y a su favor economizar lo posible, en cuya máxima se irá mejorando sucesivamente hasta que a ese Supremo Gobierno sea oportuno determinarles la porción fija de artículos que deben llebar únicamente  de cierto en cierto tiempo. En dicha correspondencia observará V.E. algunas ocurrencias notables, especialmente el espíritu de las que lleban el número 17 y 29 pero felizmente no existe el menor desarreglo porque Payne ha sido satisfecho de sus particulares, por los Indios Millagüil y Gauiquil en el caso de lo relativo a virhuelas a que se contrae la primera, y de los capitanejos Yaupí y Cayuil en cuanto a la segunda referente a Millan–er como prudentemente lo deducirá V.E. del buen sentido de la correspondencia sucesiva del mismo Payne.

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Carta del cacique Payne al gobernador de Córdoba Manuel López [amenaza de guerra por incumplimiento de acuerdos]. 

También me dice luchacho que Bargas tiene muchos deseos de peliar conmigo todo eso les (he) echo componer a mi gente y me disen que irán a malón a las Achiras o a la piedra blanca o al tambo lárgueme mis dos capitanes o mátelos haga lo que quiera yo también sé que bargas tiene dos hijos que son capitanes como esos que usted me manda desir que ha de venir curiñan y caruan y no me larga mis capitanes o piensa que ha de hacer conmigo lo quiso con […] que no conoce a los indios conózcalos bien por todas partes están nuestras familias en [la masacre de “indios mansos” en] el  sauce murieron mis parientes dos hermanos yo no quiero guerra pero si usted quiere yo también quiero yo no tengo miedo como su gente me conoce tan bien le pregunte que si no quiere ser mi amigo prepárese para aguardarme 15 días lleva de plazo el contesto. 

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Las cartas del círculo de Calfucurá

Fuente: Omar Lobos (2015)

Carta del cacique Juan Calfucurá al Presidente Bartolomé Mitre. Monte Chilue, Marzo 8 de 1863 (pp 369-372). 

Al señor Presidente de la República 

Dn Bartolomé Mitre.

Muy honorable presidente: Con el mayor respeto que a mí me corresponde, saludo a V.E. que goce de perfumes y laureles en compañía de su segundo de vuestras órdenes y que obedecen a vuestras órdenes.

Quedo bueno, a Dios gracia, para lo que U. me ordene, pronto y súbdito de V.E.

Señor presidente Dn Bartolomé Mitre: estoy tan aburrido en este distrito en que me hallo porque las mentiras son muchas. Cada vez que mando a traer las raciones del Azul, siempre me mandan decir que yo estoy por dir a malón; yo no sé por qué es tanta desconfianza, siendo así que yo cuando hice los tratados con U. no los hice para faltar a mi palabra sino para ser firme y ser leal. Así como yo no tengo la menor desconfianza de Uds., no deben desconfiar de mí. Crea usted que soy un hombre de palabra. Todo el mundo lo sabe que yo no me muevo para nada, y aún más, tengo pendencia con los míos, me dicen que estoy vendido por azúcar y yerba y varias cosas; pero esto no se me importa nada a mí, vivo bien con todos, aunque siempre digan que voy a malón esto no es cierto, estos que de mí hablan es por malquistarme con los cristianos, no pase a creer semejante cosa, que yo no soy loco ni zonzo para deshacer lo que hemos hecho y el convenio de nuestras paces y aún más de haberle escrito otras cartas le mando esta acompañada de mis enviados. Va mi yerno, se llama Ignacio Aveldaño, este es un hombre de los mayores principales y unos tres de su compañía lleva que son de toda mi confianza; mando para que U. viva más seguro y conforme, y no crea que su amigo ha de faltar a su palabra, nunca faltará. 

Señor Presidente Dn Bartolomé Mitre: Mi deber de ponerle en conocimiento que varios amigos, uno es el infrasquito don Galván, proveedor de Bahía; este es uno de los principales ricos; es muy ladrón. Cuando yo mando mis enviados a Bahía, pues tiene la desfachatez y protestad de retármelos a mis enviados, insultándolos como mejor gana le da a este señor Galván. Espero me le dé una reprensión sobre este asunto; en lugar de ragalármeles aunque fuera un cigarro, los insulta de un modo diciéndoles que son unos ladrones y pícaros. Esto no me es bien parecido a mí ni a mis enviados, ¿son manteles del señor Galván para que él tenga tal facultad? No hay motivo en esto; espero lo reprienda U. 

Como le digo de mi compadre Rivas; otro ladrón de primera clase; él me da lo que mejor gana le da a él, no me da lo que tiene ordenado de U. Las yeguas vienen cuando él ya ha ganado doble con lo que U. me pasa, le pido una cosa buena, me manda lo que no le sirve; yo no sé cuál es el motivo de toso esto. Ídem el comandante O. Llanos hace otro tanto peor; nunca me manda una cosa que sirva, o sino aquello que no sirve, como también tiene la potestad y el atrevimiento de retar a mis enviados como si todos estos gastasen un dieran conmigo; no me dan un cigarro, me roban todo lo que U. me da. Le mando avisar para que sepa lo que estos están haciendo conmigo y con U., a mí me roban, a U. le roban, porque si me llegan a dar unos estribos de composición le ponen en conocimiento como que me han regalado el valor de cinco mil pesos; estos hombres el gasto que hacen por mí no es mayor; cosas como le digo son ciertas. Señor Presidente: hágame el favor, si no es perjuicio, de ordenar a coronel Rivas que me dé quinientas vacas y quinientas yeguas, como también le digo que a mis enviados los haga hablar con mi amigo Coliqueo, este es mi amigo. 

Señor: le dije que iba a mandar a mi hijo Millacurá, y no lo mando porque está en el Azul; mando a mi yerno, que es lo mismo. Tenga U. la bondad de hacerme el favor de mandármele unas botas granaderas y un recado completo bueno. Esto es para mi escribano, se llama Manuel, me manda por escrito lo que le manda para él, un chapiadito también. 

Sin más que esto                    

Juan Calfucurá

P.D. Señor Presidente: Tenga usted la bondad de mandar una carta a Juan Catriel, que vive en desavenencia con Lucio; los dos son caciques, como que todos estos estamos debajo de sus órdenes, y para que vivamos con el corazón contento. Yo lo he hecho lo mismo de aconsejar a estos dos amigos míos.  

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Carta de Benito Machado [comandante de la Frontera Sur] al Cacique Juan Calfucurá. Campamento de Tapalqué, Enero 24 de 1866 (pp 409-410). 

Amigo General Juan Calfucurá

Amigo, a los indios de Calfuquir, Chipitrus, Manuel Grande y Varela no he podido contener que no le hagan mal, también algunos cristianos que son bastantes y que están con ellos y que me han obligado a que ponga arrestados a todos los que trajeron los cautivos, y espero de mi amigo y general que me mande la negra [Máxima].

Amigo, he tenido que ceder a estos indios sus pedidos a fin de que no me maten junto con los cristianos que tienen y también me ha parecido hacerlo bien en razón de que usted quizá me culpe a mí y teniendo mayor número de su gente arrestados que no permitirá que se haga invasión en razón de que todo su gente correrá peligro y mucho, y evitando que no se robe podremos entrar a rectificar los tratados que usted tenía con el gobierno. 

Sí mi amigo, es preciso que haga cuanto pueda por hacer que se conserve la paz y los tratados mandando usted una comisión por Bahía Blanca o Buenos Aires, o por este punto para que se vean con el gobierno y que lo disculpe a usted del robo pasado y de este modo soltará toda su gente, pero en ese caso mi amigo general no vaya a permitir que vengan a invadir porque sería exponer a estos hombres que todos son de su sangre y que todos tienen familia con usted y mujeres. 

Ya ve amigo que le aviso que lo quieren maluquiar y como no tengo mal corazón se lo participo para que esté prevenido: los indios le han quitado sus chasques todos los caballos y demás cosas que traían los pobres, pronto me empeñaré en largar un hijo que es hijo de un capitanejo suyo, pues así le prometí cuando fue de su chasque, ahora no o largo porque quizá lo encontrarán los que van a dar el malón.

Lo saluda su siempre amigo

Benito Machado

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Carta del comandante Benito Machado a Julián Martínez, Ministro de Guerra y Marina. Azul, Enero 31 de 1866 (pp 410-411).

Participo a su S.E. que al hacer entrega del mando de esta frontera al sgto. Myor. Dn Álvaro Barros, en cumplimiento de la disposición superior pasaré a la de la Costa [Sud, en Tres Arroyos], y llevar consigo los indios de Calfucurá que se hallan presos en este punto. 

Faltando una de las cautivas que llevaron en la última invasión he pedido no solo esta [Máxima], sino también por otras que tengo conocimiento existan en los toldos de tiempos pasados, y al llevar dichos indios lo hago en el concepto de obtener los resultados que espero de la marcha que he observado con ese cacique y poder así continuarla para que no pueda fracasar.

Para el buen éxito conviene que se sirva S.E. disponer que el nuevo jefe de la frontera me envíe in contineneti de recibidas toda comunicación que me dirija este cacique.

También solicito del superior gobierno la autorización competente para que en caso envíe Calfucurá la comisión que le he pedido mande al Superior Gobierno a rectificar los tratados de paz, pueda yo celebrar en esos tratados, que con conocimiento de ese cacique y las bases que convienen establecer pueda obtener un resultado que garanta la seguridad de que las ha de cumplir religiosamente porque de otro modo son ilusorias, como lo han sido hasta ahora, y poco se habría adelantado para evitar sus invasiones si esos tratados no se celebran de un modo más conveniente. 

La política empleada para con los indios no deja de tener su complicación, por el encadenamiento de las distintas tribus, el sistema observado con Calcufurá para con Quintrel, del mismo para con las tribus de Catriel y de Chipitru y Calfuquir, el que se ha seguido con Quintrel para con Calfucurá, Catriel y Chipitru, el de este para con aquel y el que ha sido necesario emplear para con todas estas tribus por parte del jefe de la frontera en la que puso en juego el infrascripto para obtener resultados de gran conveniencia para la frontera a fin de no destruir lo que ya se ha adelantado en ese sentido, se hace necesario continuar en negociaciones con ellos, como también se me autorice, llegado el caso indicado para tratar con la comisión de Calfucurá.      

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Carta del cacique Calfucurá al coronel Álvaro Barros [Jefe de la Frontera Sur]. Salinas Grandes, Setiembre 17 de 1868 (pp 447-448).

Salinas Grandes, setiembre 18 de 1868

Señor Coronel don Álvaro Barros

Mi querido señor y compadre: Los dos somos amigos y no me he de olvidar nunca que usted fue padrino de mis hijos, cuando estaban presos y les dio la libertad; pero tengo un sentimiento en usted, porque no me han avisado por este parte de la población que han hecho en Choele Choel, pues me dicen que ya han llegado las fuerzas y que vienen a hacerme la guerra; pero yo también ya he mandado mi comisión para donde mi hermano Renquecurá, para que me mande gente y fuerzas. Pero si se retiran de Choele Choel no habrá nada y estaremos bien; espero de que usted me conteste y me diga de los asuntos de los señores ricos y jefes del señor Gobierno. 

Juan Calfucurá   

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Imagen Portada: Duilio Pierri, serie de la Campaña del desierto. 2012

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